jueves, 29 de enero de 2009

Si, te entiendo

Fijo mis ojos en tu mirada perdida, en el oscuro vacío de la noche. Intento reorganizar mis palabras mentalmente, pero esta vez de mi boca no brotan. ¿Que ocurre? ¿A donde vamos? ¿Que está pasando contigo y conmigo?

Tantas preguntas sin respuesta; tantos recuerdos malos y buenos, tanta alegria y tristeza al mismo tiempo, no creo que veamos otro amanecer abrazados sobre la misma cama. Mientras apuro mi copa parezco comprender: hay cosas bonitas, que duran lo que duran que hay aventuras que acaban con dos besos y recuerdos que guardar en mi efímera memoria.

Me miras, pero tu mirada es distinta, siento tu dolor, como imagino que tu también notas el mío, parece que mides poco a poco tus palabras según hablas, entrecortándote cada poco, haciendo que la temperatura de la conversación sea lo más baja posible, pero tu pasión te vence, carraspeas y tragas con dificultad.

Los recuerdos buenos ahora vienen a la mente, época de bonanza para todos, viajes cortos y largos, ocio nocturno hasta altas hora de la madrugada, sexo desenfrenado y besos por doquier, pero eso ha acabado.

Y no lo digo yo, lo veo en mi mirada cuando me miro a un espejo, lo veo en tu mirada, cada vez que te miro a los ojos, ha sido lo mejor, somos adultos y no ocurre nada más, pero veo cosas, que por otro lado, tampoco le quiero dar importancia, porque no merece la pena seguir pensando en cosas que nos hieran a los dos. Guardaré las buenas sensaciones en un botecito, y las malas se irán disipando con el tiempo.