jueves, 21 de enero de 2010

Campeando el temporal

Muchas veces la vida, nos da golpes, no es nada nuevo, seguro que alguna vez, alguno nos hemos disgustado por una cosa con más o menos importancia, pero bueno, pese a cumplir en cierta manera patrones de comportamiento, movidos potencialmente por el dolor que nos producen.

Bien, en mi caso, me he llevado muchos chascos, no se si demasiados, pero si es verdad que muchos siempre me he levantado y he proseguido mi camino, sin por ello dejar de luchar, sin embargo, nunca se me había ocurrido buscar una similitud, hasta que ayer dando un pequeño paseo por la costa.

No hay nada como el bramar del mar, para añadir sosiego y paz a nuestro interior. Curiosamente, ayer la mar estaba bastante picada, debido al viento, y la estampa era bastante bonita para haberla capturado con la cámara, lástima que no la llevara encima, sin embargo tanta belleza tiene detalles de crueldad.

El continuo choque de las olas, no todas iguales, sino cada cual diferente golpeaba con fuerza las rocas, muchas mostraban señales inequívocas de erosión, resquebrajadas, castigadas y convirtiéndose en pequeñas esquirlas hasta desaparecer por completo, pasando a formar parte de la superficie arenosa de la playa.

Sin embargo otras, habían conseguido mostrar valientemente una resistencia a la erosión, ganando terreno al mar y permanecían en pie, esperando su inminente final, pero con una batalla ganada.

Por mucho que nos den las olas, cada una diferente a la anterior, le mostramos resistencia, le demostramos, que con nosotros no podrá, le mostramos que por mucho que nos golpee, seguiremos en pie, sólo con el fin de enfrentarnos a otra ola, a otro reto, sólo para demostrar que podemos ser esa roca que sigue en pie.

Alegrémonos por nuestros éxitos y aprendamos de nuestros fracasos, pero nunca dejemos de valorar el total, aunque el daño del momento nos haga venirnos abajo.